Educación vial para chicos: cómo empezar a enseñarla desde casa y el juego

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A veces pensamos en la educación vial como algo que se enseña en la escuela, o que recién se vuelve importante cuando empiezan a andar en bici o cruzar solos la calle. Pero lo cierto es que muchas de esas ideas se construyen desde los primeros años. No hace falta esperar. Basta con empezar a nombrar lo que vemos.

Porque enseñar a moverse por la calle no es solo una cuestión de normas: es también una forma de enseñar a cuidar, a respetar los tiempos de los otros y a entender que el espacio es compartido.

Todo empieza con observar (y hablar en voz alta)

Una de las formas más simples de introducir conceptos viales es aprovechar lo cotidiano. Cuando caminamos con nuestras hijas o hijos, cuando esperamos el colectivo o vamos en auto, hay muchas oportunidades para conversar:
– “¿Ves ese cartel? Indica que hay una escuela cerca, por eso hay que ir más despacio.”
– “Acá no se puede estacionar, por eso el auto está en infracción.”
– “¿Quién tiene prioridad? El peatón. Siempre que hay una senda peatonal, hay que frenar.”

Son comentarios simples, pero sembramos una mirada. Ayudamos a que entiendan cómo se organiza el tránsito, por qué es importante respetar, y qué señales debemos tener en cuenta.

El juego como herramienta para entender sin miedo

No todo tiene que explicarse con seriedad. A veces, jugando, se entienden mejor las reglas. Los juegos que proponen armar calles, manejar autos, detenerse en una esquina o cruzar un puente, permiten incorporar señales y comportamientos sin presión. De forma natural.

Por ejemplo, en Mis Calles, hay carteles, autos, calles que se cruzan, estaciones de servicio. Y aunque no hay un guión que diga cómo jugar, muchas veces se cuelan situaciones que se ven en la vida real: un auto que frena porque viene un peatón, un semáforo que se rompe, un policía que ordena el tránsito. A partir de ahí, nacen preguntas, explicaciones, historias.

Señales, normas… y valores

Cuando hablamos de educación vial, no solo enseñamos qué significa cada señal. También hablamos de esperar, de frenar, de mirar a los costados antes de avanzar. De empatía. De paciencia. De atención. Y eso no se enseña en una clase aislada: se va transmitiendo con el ejemplo y con las palabras que usamos todos los días.

Algunas ideas para incorporar educación vial en casa

  • Cuando vas manejando, explicá lo que hacés: “Voy frenando porque está la senda peatonal”
  • Jugá con señales: inventen algunas, pinten otras, armen su propia calle
  • Pidan que sean “detectives de tránsito”: ¿quién tiene casco? ¿qué señal vieron? ¿qué harían en tal situación?
  • Miren el entorno: ¿dónde hay una rampa? ¿cuándo se complica cruzar? ¿qué autos están mal estacionados?

Estas pequeñas acciones les permiten observar con más atención y entender que las decisiones que tomamos en la calle tienen consecuencias reales.

Mis Calles y la educación vial: un juego con propósito

Nuestros juegos no traen instrucciones, pero sí muchas posibilidades. Las calles, los puentes, los autos, los carteles… todo está ahí para que las niñas y los niños inventen ciudades a su medida. Y en ese proceso, también exploran cómo funciona el mundo.


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